viernes, febrero 22

como vieja en matinée

No entiendo por qué es
que las cosas
que más te hacen sentir viva
son cosa de niños

Si es que tienen reservadas
todas las acciones que
te sacan un poquito el aliento

Hamacarte por horas
más y más alto
Correr bajo la lluvia
hasta el punto del resfriado
Un día de carnaval
en pleno febrero
Hablar con una amiga
abrazando la almohada

No sé si será
una nostalgia prematura
o un redescubrimiento

Una reverencia ante
la sabiduría
de los que saben
vivir

Vivir como se debe

lunes, febrero 11

sístole diástole (repeat)

qué hacer?

qué hacer cuando
mi mano inquieta se deshace
en ansias de escribir
y el aire se llena de garabatos
por la falta de valor
para trazar esa nada
y dejar testimonio de esos tiempos
en que la pasión se me escapa
de las yemas
y sufre al sentirse vana, inútil
y culpable
qué hacer?

qué hacer cuando
mi mano efectúa
un electrocardiograma infinito
mientras un dejo de racionalidad
la refrena,
y no puede llegar a teñir el papel
qué hacer?

qué hacer cuando
mi mano inquieta me obliga
y mi mente cansada la deja
danzar por una hoja -pobre hoja-
qué hacer mas que llenar espacios

qué hacer mas que abandonarme así-

martes, febrero 5

el cielo es tan azul pintado, la ciudad un decorado

No te envidio la ciudad
ni el arrullo de bocinas en el que solía dormirme
(Sé que el vaivén de los árboles y las frutas silvestres
son el Locus Amoenus que me prometieron).
No necesito tus aparatos
ni los míos que dejé atrás
(sé que en este trozo de papel encuentro más vida)
No te envidio el calor, el ajetreo diario
(sé que una caminata al río esconde más tesoros)
Envidio a tu cama
____________tus sábanas
____________________tu almohada
El sentir el dulce peso de tu cuerpo,
la respiración entrecortada de tu boca semiabierta,
tu espalda tersa, tus brazos fuertes
(sé que el viento no trae nada igual)
Tan enfermos son mis celos,
saber que te estirás, girás, y das volteretas in mí.
Odio a mi almohada porque no tiene tu aliento.
Es áspera, almidonada y tiene un dejo de mi perfume.
Nada más impersonal.
Esta vez olvidé traerte conmigo.

el fin del infinito en cinerama

Admito que me creí
por un momento solo, perdona mi flaqueza
mi franqueza,
aplastada por el peso
de grandes, mentores, épocas
y de ese pensamiento de Anzoátegui "todo lo he escrito ya"
Y así es. Todo lo han escrito, egoístas.
Permítanme encontrar algo nuevo
a la sombra de estos árboles eternos,
a la luz de esta luna amante.
Pero en soledad, con un día en el
que la mejor promesa es la incertidumbre total
-y por eso estoy agradecida-
encuentro lo que el verso no ha contado,
lo que olvidó ensimismado en el verdor y la frescura
y es que hay algo nuevo, que renace
a cada segundo
me he encontrado a mí misma
palpitando la vida.
Escribiendo.